La culpa de todo la tiene una isla. El que me conoce sabe bien su nombre. De hecho, no sólo la conoce, si no que ha caído en su embrujo y ahora también la posee. No estoy hablando de la isla de Perdidos, no. Hablo de la Isla de Catán.Culpable de haberme aficionado a los juegos de mesa, y sobretodo de encapricharme a poseer cualquier juego de mesa que se desarrolle en una isla. Por esa razón tuve que hacerme con un GIANTS, del que os voy a enseñar unas fotos a continuación, para que la próxima vez no me digáis "un catán, saca el catán" y podamos probar otro gran juego de comercio, construcción y una pizca de puteo.


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